Conocimiento de Sí Mismo -
Conferencia Nro 30
Método para Despertar la Conciencia. Las Dos
Conciencias: Objetiva y Subjetiva
Se nos ha dicho muy
sabiamente que tenemos noventa y siete por ciento de
Subconciencia y tres por ciento de Conciencia.
Hablando francamente y sin ambages, diremos que el
noventa y siete por ciento de la Esencia que en nuestro
interior llevamos, se encuentra embotellada, embutida,
metida, dentro de cada uno de los Yoes que en su
conjunto constituyen el "Mí Mismo".
Obviamente la Esencia o Conciencia enfrascada entre cada
Yo, se procesa en virtud de su propio condicionamiento.
Cualquier Yo desintegrado libera determinado porcentaje
de Conciencia, la emancipación o liberación de la
Esencia o Conciencia, sería imposible sin la
desintegración de cada Yo.
A mayor cantidad de Yoes desintegrados, mayor
Auto-Conciencia. A menor cantidad de Yoes desintegrados,
menor porcentaje de Conciencia despierta.
El despertar de la Conciencia sólo es posible
disolviendo el YO, muriendo en sí mismo, aquí y ahora.
Incuestionablemente mientras la Esencia o Conciencia
esté embutida entre cada uno de los Yoes que cargamos en
nuestro interior, se encuentra dormida, en estado
subconsciente.
Es urgente transformar al subconsciente en consciente y
esto sólo es posible aniquilando los Yoes; muriendo
en sí mismos.
No es posible despertar sin haber muerto
previamente en sí mismos. Quienes intentan despertar
primero para luego morir, no poseen experiencia real de
lo que afirman, marchan resueltamente por el camino del
error.
Los niños recién nacidos son maravillosos, gozan de
plena auto-conciencia; se encuentran totalmente
despiertos.
Dentro del cuerpo del niño recién nacido se encuentra
reincorporada la Esencia y eso da a la criatura su
belleza.
No querernos decir que el ciento por ciento de la
Esencia o Conciencia esté reincorporada en el recién
nacido, pero si el tres por ciento libre que normalmente
no está enfrascado entre los Yoes.
Sin embargo, ese porcentaje de Esencia libre
reincorporado entre el organismo de los niños recién
nacidos, les da plena auto-conciencia, lucidez, etc.
Los adultos ven al recién nacido con piedad, piensan que
la criatura se encuentra inconsciente, pero se equivocan
lamentablemente.
El recién nacido ve al adulto tal como en realidad es:
inconsciente, cruel, perverso, etc.
Los Yoes del recién nacido van y vienen, dan vueltas
alrededor de la cuna, quisieran meterse entre el nuevo
cuerpo, pero debido a que el recién nacido aún no ha
fabricado la personalidad, todo intento de los Yoes para
entrar en el nuevo cuerpo, resulta algo más que
imposible.
A veces las criaturas se espantan al ver a esos
fantasmas o Yoes que se acercan a su cuna y entonces
gritan, lloran, pero los adultos no entienden esto y
suponen que el niño está enfermo o que tiene hambre o
sed; tal es la inconsciencia de los adultos.
A medida que la nueva personalidad se va formando, los
Yoes que vienen de existencias anteriores, van
penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo.
Cuando ya la totalidad de los Yoes se ha reincorporado,
aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior
que nos caracteriza; entonces andamos como sonámbulos
por todas partes; siempre inconscientes, siempre
perversos.
Cuando morimos, tres cosas van al sepulcro:
1) El cuerpo físico. 2) El fondo vital orgánico. 3) La
personalidad.
El fondo vital, cual fantasma se va desintegrando poco a
poco, frente a la fosa sepulcral a medida que el cuerpo
físico se va también desintegrando.
La personalidad es subconsciente o infraconsciente,
entra y sale del sepulcro cada vez que quiere, se alegra
cuando los dolientes le llevan flores, ama a sus
familiares y se va disolviendo muy lentamente hasta
convertirse en polvareda cósmica.
Eso que continúa más allá del sepulcro es el Ego, el YO
pluralizado, el mí mismo, un montón de diablos dentro de
los cuales se encuentra enfrascada la Esencia, la
Conciencia, que a su tiempo y a su hora retorna, se
reincorpora.
Resulta lamentable que al fabricarse la nueva
personalidad del niño, se reincorporen también los Yoes.
Lo anterior nos permite observar que debemos hacer
dos trabajos diferentes:
1-
Despertar el 3% de Conciencia Objetiva:
Esta parte
de nuestro ser, el 3%, conoce el camino que deberá
desandar. Para despertarlo debemos:
● Iniciar el trabajo con los Tres Factores para la
Revolución de la Conciencia.
● Transferir el Centro de Gravedad, que actualmente se
encuentra en la personalidad,
nuevamente a la Conciencia.
● Salir de la fascinación en la que nos puso nuestra
personalidad con las cosas del mundo.
2-
Liberar y despertar el 97% de Subconciencia:
Implica
morir en sí mismo, siguiendo estos pasos:
1.
Auto-Observación, para poder descubrir los
diferentes defectos que se manifiestan.
2. Enjuiciamiento. Cada defecto descubierto
debe ser juzgado hasta ser comprendido plenamente,
mediante la reflexión y la meditación.
3. Eliminación. Suplicándole a nuestra Madre
Divina particular.
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